No concibo mi arte como el de una feminista en el sentido tradicional de la palabra, sino como el de una artista. De alguna forma, me importa la memoria y las emociones humanas subyacentes como el deseo y la violencia, entre otros sentimientos. Estoy intentando encontrar un lenguaje capaz de llegar al receptor, un lenguaje que no esté sujeto a una determinada cultura, oriental u occidental.

Non-Stop Conversation cuestionó los efectos de la modernización en la arquitectura tradicional y la emoción humana. Esta instalación y actuación específica del sitio tuvo lugar en un edificio tradicional en ruinas en medio de los sonidos superpuestos de la maquinaria, que se acercaban más y más en el tiempo hasta que ocurrieron simultáneamente. En su actuación, Kenawy cubrió la estructura de pie restante con una colcha hecha a mano, que embelleció una estructura abandonada y descuidada durante mucho tiempo y la obligó a ser reconocida con su nuevo fondo rosa.

«Intento, siempre intento, crear un espacio donde pueda sondear mis identidades frente al mundo que me rodea. Usando una amplia gama de medios, a menudo intento explorar el mundo de la ilusión en un contexto de memoria, una memoria casi siempre basada en la realidad. Al sentir y exponer un mundo metafórico que se esconde debajo de lo físico, intento traer lo invisible a un espacio visual. En el contexto de mi trabajo, había llegado a sentir la existencia de una habitación metafórica que se esconde detrás de la fisicalidad del cuerpo, una habitación que refleja la habitación exterior mucho más grande, la que representa la sociedad, sus costumbres, tradiciones, convenciones y el factores que la condicionan.» Amal Kenawy

La Bienal de Sharjah 8 abordó los crecientes desafíos sociales, políticos y ambientales que enfrenta nuestro mundo debido al desarrollo urbano excesivo, las ambiciones políticas y económicas y el mal uso, abuso y agotamiento irreflexivos de los recursos naturales. La exposición, con su programa de cine, simposio y talleres, se centró en el papel renovado del arte para abordar una amplia gama de problemas que afectan directamente, en una magnitud alarmante, la vida tal como la conocemos. No pretende ser un ejercicio de juicio, diciéndole a la gente cómo vivir sus vidas; más bien tiene como objetivo problematizar las preocupaciones ambientales actuales hacia una mayor comprensión de nuestras responsabilidades con respecto a la naturaleza. Curadores, artistas participantes, cineastas, intelectuales, académicos, escritores, estudiantes, políticos, funcionarios, instituciones, empresarios, trabajadores, cada persona que ayudó a realizar la Bienal de Sharjah 8 se comprometió con este urgente proceso de investigación. Es nuestra convicción que sólo involucrando a todos los sectores de la sociedad en el cuestionamiento de nuestra praxis social, política y ecológica podemos comenzar a restablecer una relación mutuamente sostenible y recíprocamente renovable con la tierra.» Bienal de Sharjah 8 – Naturaleza muerta: arte, ecología y la política del cambio.