Abro notas, mañana es catorce de febrero… San Valentín. Miro Instagram para ver qué puse el año pasado, el anterior y el otro. Siento decepcionaros pero un “Cariño, podríamos estropear cualquier huerto” acompañado de una foto. Es lo único que puse en el 2022.
Es difícil sentir cuando has sentido tanto. Se puede “sentir” de muchas formas. Mi estómago, ha sido una lavadora sin terminar de centrifugar, y un nudo en la garganta. El sobre estimulo no es algo demasiado recomendable. No os limitéis a pensar únicamente en sentimientos hacia alguien, con el que tienes un mínimo de atracción; sentir es algo inmenso como las profundidades del mar.
Creo que no soy la más adecuada para escribir sobre San Valentín. ¿Qué pasa cuando ganas? ¿Qué pasa cundo obtienes lo que querías? Mi psicólogo, me diría – No busques los tres pies al gato. Tu lucha es tuya, no de otros, y ahora lo sabes mejor que nunca. No parece que vayas a volver allí.
No muy lejos de la parafernalia de la que se hacen eco algunas marcas, películas y libros. Me pregunto sobre ese enganche social al “idilio”. Los fuegos artificiales no siempre representan la fiesta. Recuerdo el monólogo de Pamela Palenciano, “No solo duelen los golpes” con el que hace años, tuve un click mental.
Sturm und Drang. El romanticismo alemán. La evocación a los paraísos perdidos, la exaltación sentimental. Quizá todo sea eterno un flash back. Quizá ese movimiento artístico cultural tenga más en común conmigo, que lo que simpatizo con el romanticismo actual. Fantasmas del pasado y de la razón. No somos la pieza de un puzle que intenta encajar. Hagámonos eco de ello. Siento que hay personas con una gran necesidad afectiva, de mezclarse con otros y de apoyarse en otros. Siento un rechazo hacia ello, y a la vez me pregunto si yo podría ser igual. Ansias y apetencia desmedida, pero no… solo una aplacable lógica a todo.
Abro notas, mañana es catorce de febrero… San Valentín. Miro Instagram para ver qué puse el año pasado, el anterior y el otro. Siento decepcionaros pero un “Cariño, podríamos estropear cualquier huerto” acompañado de una foto. Es lo único que puse en el 2022.
Es difícil sentir cuando has sentido tanto. Se puede “sentir” de muchas formas. Mi estómago, ha sido una lavadora sin terminar de centrifugar, y un nudo en la garganta. El sobre estimulo no es algo demasiado recomendable. No os limitéis a pensar únicamente en sentimientos hacia alguien, con el que tienes un mínimo de atracción; sentir es algo inmenso como las profundidades del mar.
Creo que no soy la más adecuada para escribir sobre San Valentín. ¿Qué pasa cuando ganas? ¿Qué pasa cundo obtienes lo que querías? Mi psicólogo, me diría – No busques los tres pies al gato. Tu lucha es tuya, no de otros, y ahora lo sabes mejor que nunca. No parece que vayas a volver allí.
No muy lejos de la parafernalia de la que se hacen eco algunas marcas, películas y libros. Me pregunto sobre ese enganche social al “idilio”. Los fuegos artificiales no siempre representan la fiesta. Recuerdo el monólogo de Pamela Palenciano, “No solo duelen los golpes” con el que hace años, tuve un click mental.
Sturm und Drang. El romanticismo alemán. La evocación a los paraísos perdidos, la exaltación sentimental. Quizá todo sea eterno un flash back. Quizá ese movimiento artístico cultural tenga más en común conmigo, que lo que simpatizo con el romanticismo actual. Fantasmas del pasado y de la razón. No somos la pieza de un puzle que intenta encajar. Hagámonos eco de ello. Siento que hay personas con una gran necesidad afectiva, de mezclarse con otros y de apoyarse en otros. Siento un rechazo hacia ello, y a la vez me pregunto si yo podría ser igual. Ansias y apetencia desmedida, pero no… solo una aplacable lógica a todo.
El amor. Esta vez sin mayúscula pero de igual importancia, y siendo mi repuesta mas madura. Lo considero incondicional mas que nada, más allá del ego y de la lasciva inútil. Amor. Es lo que te hace ser mejor persona. Ese que fluye hacia la vulnerabilidad ajena, hacia las luchas en paralelo y el mano a mano. La mayor carta de amor, que he podido leer ha sido de un hijo a su padre. Ese tipo de amor creo que es el real, y no las necesidades afectivas sin resolver, empapeladas de romanticismo.
El amor. Esta vez sin mayúscula pero de igual importancia, y siendo mi repuesta mas madura. Lo considero incondicional mas que nada, más allá del ego y de la lasciva inútil. Amor. Es lo que te hace ser mejor persona. Ese que fluye hacia la vulnerabilidad ajena, hacia las luchas en paralelo y el mano a mano. La mayor carta de amor, que he podido leer ha sido de un hijo a su padre. Ese tipo de amor creo que es el real, y no las necesidades afectivas sin resolver, empapeladas de romanticismo.