National Geographic, ya lo anunciaba hace más de un año en una de sus publicaciones. El desierto de Atacama, el más árido de la Tierra, y con las temperaturas más elevadas, pero de gran belleza visual y natural, está llegando a sus topes de contaminación y basura. Desde antes de los años 90 es el vertedero dónde va a parar la gran mayoría de la ropa que desechamos y que apenas se llega a estrenar nunca.

En la última década el boom en toneladas de residuos ilegales se ha disparado de forma incontrolada… ¿Qué se hace con todo aquello? ¿Quién dirige este descontrol? Entre el humo y el fuego, arden elegantes, humildes, lujosas e infinitas colecciones de marcas conocidas o sin identidad. En Atacama lo que no se quema, se vende. Otra opción, es reciclarlo con el proceso adecuado… Algunas organizaciones o marcas que cuidan del medioambiente lo están intentado hacer a pequeña escala. Estas últimas buenas acciones están dando luz a este desastre que se calcula entre 60.000 y 44 millones de toneladas de basura. Debemos recordar que la tasa de productos textiles en el mundo en los vertederos es de alrededor del 5 por ciento, pero en Atacama, El destino de estos residuos se distribuye de dos formas: 22% se valoriza o recicla y el 78% se va a eliminación, de este modo los basureros, rellenos sanitarios, micro-basureros u otros espacios destinados a la disposición final, no hacen más que crecer.

No son solamente prendas de ropa lo que allí está destruyendo el medioambiente sino que en este lugar hay neumáticos y también desechos de la industria del motor y de la construcción. Como si fueran buscadores de tesoros, una parte de la población local chilena se gana la vida con la venta y dándoles una segunda oportunidad como producto. Con suerte se puede encontrar adquisiciones sin usar totalmente nuevos. Debemos de preguntarnos hasta qué punto llega el consumismo y la falta de consciencia. La verdad es algo que se ha fomentado con el llamado «fast fashion» o moda rápida, el cual se refiere a un fenómeno de producción y consumo masivo que se incrementa a la misma velocidad a la que van cambiando las tendencias. El tiempo de vida de cada prenda fabricada es realmente corto y sin calidad de producto. En mi familia se guardan y conservan prendas en perfecto estado 50 años después de la compra ¿Dónde queda la calidad de aquello que estamos comprando sin control? La respuesta es sencilla en el basurero. Debemos de recapacitar sobre nuestras adquisiciones y cómo intentar que tenga una segunda vida o se reciclen. Es un importante para todos.

Toda industria tiene unos intereses y unos objetivos, mayormente económicos. Obviamente, la lógica nos dice que si un producto tiene un coste de producción más alto o sus materias primas son de mayor valor, su precio será más elevado en el momento de ser sacado al mercado. Este tipo de producto se tasa según es su longevidad y calidad, viniendo desde de una industria que tiene una ética moral superior al resto, que tendría que ser el ejemplo para este mercado capitalista. El fast fashion es perjudicial si no se tiene un control y una consciencia sobre ello, pero como todo tiene sus ventajas; moda para todos a bajo coste (no solo los ricos tienen derecho a estrenar algo que ponerse que sea nuevo) el problema es el consumismo.

No todas las personas tienen los recursos para comprar ropa de una excelente calidad sino los mínimos para vestirse cada día, pero si se replantea el comercio de la ropa de segunda mano o incluso la producción de las firmas de bajo coste con un trato con sentido moral, esa segunda oportunidad valdría para todos. No es un problema por falta de tecnología o recursos para poder reciclar y tener los medios para no dañar al medio ambiente, sino de falta de conciencia social y medio ambiental.

Todo lo que tiramos a la basura va a un vertedero y de allí, si el procedimiento es el adecuado se recicla; con la ropa o el calzado. Podemos desde venderlo, donarlo o reciclarlo, existen diferentes opciones. Esa sería nuestra responsabilidad como consumidores, pero la industria, la contaminación y el descontrol que es llevarlo a lugares tan lejanos como desiertos situados en Sur América o África, no es la solución sino una vía rápida de quitar del medio un grave problema.

Gracias a multitud de empresas locales e internacionales, junto a proyectos y un cambio de consciencia global estamos evolucionando la perspectiva de la industria. Podremos no ser parte responsable de una crisis climática, pero no podemos mirar hacia otro lado al contaminar e incluso enfermar otros lugares del planeta porque no sea nuestro país. Este espacio es de todos y a nadie le gustaría tener un vertedero al lado de casa.

*Los desechos textiles no se desechará a partir de 2025. Se están realizando esfuerzos para superar el problema medioambiental y económico de los residuos provocado por la industria textil con las medidas adoptadas. La Unión Europea ha prohibido el vertido o la quema de desechos textiles en vertederos a partir del 1 de enero de 2025. Esta prohibición también incluye importantes oportunidades para la industria del reciclaje. Porque la contribución de los productos textiles al reciclaje es inferior al 1 por ciento. Para 2025, se pretende reciclar el 95% de los residuos textiles.Turquía también tiene como objetivo alcanzar mismas tasas que los criterios del bloque comunitario a largo plazo en sus estudios del «Plan de acción de reciclaje y desechos».

*La solución más prometedora (y que puede hacer frente a la magnitud del problema de los residuos) está en manos del Gobierno chileno. El Banco Mundial prevé que en 2050 se generarán 3400 millones de toneladas de basura al año. A medida que se amontona la basura de todo tipo, cada vez más países están aprobando leyes que exigen a los fabricantes que asuman la responsabilidad financiera de sus productos al final de su vida útil. Las leyes conocidas como Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) se han aprobado en India, Australia, Japón, Canadá y algunos estados de Estados Unidos. National Geographic.

*A nivel personal e individual. Si cada ciudadano y ciudadana es responsable de sus compras; de donar aquello que ya no necesita, darle una segunda vida y poder ser ético con sus adquisiciones, informándose del tipo de industria que está fomentando a crecer, nos estaremos ayudando a todos.  La palabra es consciencia de lo que necesitas y de lo que no, de dónde acaban esas prendas y que alguien quizás pueda necesitarlo. De dar voz a los proyectos emprendedores que ayudan a salvar este mundo a diario. De la ética textil y hacia donde se dirige la industria.